La conducción temeraria es una conducta que pone en peligro la seguridad vial, generando un grave riesgo tanto para la vida de quien comete el delito como del resto de personas implicadas en el tráfico, ya sean conductores, pasajeros de vehículos o viandantes.

No estamos ante una conducta negligente en la que puede haber incluso cierto grado de imprudencia, sino ante una conducta dolosa en la que el conductor o conductora que la lleva a cabo es consciente de que su actitud ante el volante puede suponer un riesgo para la integridad física y la vida de las personas.

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En qué consiste el delito de conducción temeraria

Conducir de forma temeraria implica conducir un vehículo a motor o ciclomotor con temeridad manifiesta, poniendo en peligro la vida o la integridad de las personas. 

Como señalábamos antes, no debe confundirse con la conducción negligente, que es aquella en la que el conductor es imprudente o conduce obviando las normas de circulación. Esta conducta es una infracción grave de tipo administrativo, pero no un delito.

La diferencia entre la conducción negligente y el delito de conducción temeraria está en el grado de riesgo o peligro que se genera.

Existe, además, la conducción temeraria agravada, en la que hay un especial desprecio por la vida humana y, por tanto, la pena a imponer es más alta. Se comete este delito, por ejemplo, cuando se participa en carreras ilegales de coches.

Dónde se regula este delito

Esta conducta está tipificada en el Título XVII del Código Penal, que recoge los delitos contra la seguridad colectiva. Y, dentro de él, en el Capítulo IV sobre delitos contra la seguridad vial.

Al tipo básico hace referencia el artículo 380 del Código Penal. El artículo 381 recoge el tipo agravado, y el 382 y el 382 bis hacen referencia, respectivamente, a la comisión de otros delitos a raíz de la conducción temeraria y al abandono del lugar de los hechos si a consecuencia de la conducción temeraria se ocasiona un accidente.

Cuándo se produce una conducción temeraria

El tipo básico de este delito determina que debe conducirse con temeridad manifiesta, con una notoria inobservancia y desatención de las normas reguladoras del tráfico y poniendo en peligro concreto la integridad y la vida de las personas que transitan por la vía pública.

Para entender que existe temeridad manifiesta, ha de haber una inobservancia total y absoluta de las normas de tráfico, con una cierta continuidad espacio temporal. Por lo tanto, saltarse una señal de stop, incluso si provoca una situación de riesgo grave, no es un delito de conducción temeraria; será una infracción administrativa porque no hay esa continuidad espacio temporal que acabamos de señalar.

En este delito, lo que suele darse es una concatenación de infracciones administrativas. Por ejemplo, conducir a más velocidad de la debida, adelantar en línea continua y superar la tasa de alcohol permitida, siempre y cuando todo esto se haya materializado en un riesgo para la integridad y la vida de otras personas.

Por último, es importante tener claro que en la comisión del delito de conducción temeraria siempre hay dolo. El sujeto activo es consciente de que su acción puede provocar daños a otras personas y, aun así, decide seguir con ella.

Qué penas conlleva conducir de forma temeraria

El tipo básico se castiga con pena de prisión de seis meses a dos años y retirada del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por uno a seis años.

La multa por conducción temeraria se aplica en el tipo agravado. Si se comete el hecho ilícito con manifiesto desprecio hacia la vida de los demás, la pena de prisión se eleva a entre dos a cinco años, se impone también una multa de 12 a 24 meses y se retira el permiso de conducir entre seis y diez años.

Si no se ha puesto en peligro concreto la vida o la integridad de las personas con la conducción temeraria, la multa va de seis a doce meses en el tipo agravado, junto con penas de prisión de uno a dos años, y privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores entre seis y diez años.

En caso de que la conducción temeraria acabe provocando un resultado lesivo, se apreciará únicamente a nivel judicial la infracción más gravemente penada de todas las cometidas, y se impondrá su pena en su mitad superior. Además, se condenará al pago de la responsabilidad civil por los daños causados.

La conducción temeraria es una conducta especialmente grave, por lo que las penas que se imponen son altas incluso cuando se trata del tipo básico. De ahí la importancia de contar con un buen asesoramiento legal, como el que puedo ofrecerte, cuando se está implicado como presunto autor o como víctima en una situación de este tipo.

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Alvaro Prieto

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Abogado especialista en derecho penal
Colegiado por el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (nº 131239 )

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